Zazen contiene el corazón de todos los seres vivos
Publicado: Mar Jul 11, 2023 4:36 pm
En el corazón de la práctica del Budismo Soto Zen, encontramos una forma de meditación que nos conecta directamente con la esencia del Buda y la verdad última del universo. Esta práctica se conoce como Shikantaza, que significa “sólo sentarse” o “simplemente estar presente”. En su simplicidad aparente, Shikantaza contiene la esencia misma de la iluminación del Buda y nos permite vivir la realidad de que todos los seres vivos son una sola cosa.
Cuando nos sentamos en silencio e inmóviles en Zazen, sin ceder ante las tentaciones del ego y los pensamientos que surgen y se desvanecen, nos sumergimos en la realidad cruda del momento presente. No nos aferramos a ninguna idea, imagen o experiencia en particular. En cambio, solo permitimos que el universo se manifieste y se desvanezca en la inmensidad del espacio de la conciencia.
Shikantaza es una práctica que va más allá de la dualidad de la mente discursiva y nos sumerge en la profunda experiencia de la no-dualidad. No hay separación entre ti lo que escuchas o sientes como externo. Nos convertimos en el propio acto de meditar, fundiéndonos con el flujo constante de la existencia. En este estado de pura presencia, trascendemos las limitaciones del yo individual y experimentamos la unidad fundamental de todos los seres vivos.
Cuando practicamos Shikantaza, nos volvemos uno con el Buda. El Buda no es un adorno de restaurante chino o escuela de yoga. Tampoco es una figura distante del pasado. Es una presencia viva y activa en cada momento de nuestra práctica. El Buda vive a través de nuestra respiración, nuestra postura y nuestra atención plena. En cada inhalación y exhalación, en cada momento de quietud y serenidad, nos convertimos en el Buda mismo, despiertos a la realidad y a la compasión profunda que hace posible la vida.
Master Dogen y todos nuestros patriarcas se sientan en Shikantaza con nosotros. En cada respiración, en cada momento de silencio, nos unimos a una tradición de sabiduría y compasión que se extiende a lo largo de los siglos. Nos convertimos en un eslabón vivo de la transmisión del Dharma, conectados con todos los seres que han buscado la verdad y la liberación.
En el corazón de Shikantaza, experimentamos la verdad fundamental de que todos los seres somos uno solo. En el silencio de la meditación, las barreras de la separación se desvanecen y nos damos cuenta de que nuestras vidas están entrelazadas en la vacuidad. No hay diferencia entre el yo y el otro, entre el Buda y el discípulo, entre la montaña y el río. Todos somos expresiones únicas de la misma vida primordial.
Es por eso que Shikantaza es el corazón de todos los seres vivos. Nos invita a trascender nuestras limitaciones egoístas y experimentar la unidad y la interconexión de toda la existencia. En la práctica de Zazen, encontramos la puerta abierta a la comprensión profunda de la realidad y el despertar de la compasión incondicional.
Que cada inhalación y exhalación nos recuerden nuestra conexión con todos los seres vivos. Que cada momento de silencio y presencia nos lleve más cerca de la verdad última. En Shikantaza, encontramos la puerta abierta hacia la liberación y la realización del potencial ilimitado de nuestra mente.
Que todos los seres encuentren la paz y la liberación a través de la práctica de Shikantaza. Que nuestras vidas se conviertan en un testimonio vivo de la unidad y la compasión que subyacen en cada momento.