Jizo Bosatsu. Bodhisattvas en el Budismo Zen 2
Publicado: Mar Oct 10, 2023 5:33 pm
Continuamos nuestra serie de Bodhisattvas en el Zen. En el post anterior dimos una breve introducción a estos seres que nos ayudan en la práctica espiritual.
Hoy veremos a uno de ellos que es muy especial porque me inspira en mi práctica cotidiana y llena mi corazón de ternura.
Y no, no se llama “budita bebé”.
Se trata de Jizo Bosatsu, también conocido como Ksitigarbha, en sánscrito. Él es la personificación de nuestro compromiso de cuidar de:
*Niños.
*Mujeres embarazadas o que quieren hijos.
*Seres que necesitan fuerza para seguir en esta vía.
*Seres que cuidan a otros seres, como policías y bomberos.
*Seres en migración o viaje.
*Los recién muertos.
*Las personas atrapadas en el infierno de los Tres Venenos de la mente.
En este post visitaremos a Jizo Bosatsu, exploraremos su origen, simbolismo, juramento y su lugar en la práctica budista, especialmente para el Soto Zen.
Origen y significado de Jizo Bosatsu
La fe hacia Jizo Bosatsu se originó en las enseñanzas del budismo Mahayana, aproximadamente desde el siglo IV a.C. Su nombre en chino es Dizang, que al pasar a japonés se convierte en Jizo.
Se le considera uno de los ocho grandes Bodhisattvas (los veremos todos en esta serie).
Su vestimenta, mudra (gesto de las manos) y accesorios simbolizan su papel como protector y guía. Viste okesa, que representa las enseñanzas del Buda, la compasión y la ayuda a los demás. En su mano derecha sostiene un vajra, un símbolo de sabiduría, mientras que su mano izquierda sostiene un cetro salvavidas, un símbolo de protección y apoyo a los seres en su viaje.
A menudo se le representa con una corona o halo detrás de su cabeza, indicando su naturaleza iluminada. Esta aureola también simboliza su capacidad para guiarnos hacia la luz y la liberación. En algunas imágenes, Jizo aparece sosteniendo un cáliz que contiene las llamas de la sabiduría, que disipan la oscuridad de la ignorancia.
El nombre Ksitigarbha se traduce como “El que tiene la tierra como su refugio”, lo que resalta su compromiso de cuidar el reino terrenal y los seres que lo habitan.
Su imagen a menudo se encuentra en lugares sagrados, templos y cementerios.
En muchos templos de China y Japón podemos encontrar los Seis Jizo. Cada estatua es una representación y enseñanza de Jizo para cada uno de los Seis Reinos Humanos de la Rueda de la Vida.
El Juramento de Jizo
La devoción de Jizo hacia la protección y guía para los seres sintientes se refleja en su juramento. Él hizo un voto solemne ante el Buda histórico, Shakyamuni. Este juramento implica que Jizo se comprometió a permanecer en el reino de los muertos hasta que el infierno se vaciara por completo y todos los seres fueran liberados.
No se trata del infierno de Dante, sin el infierno de los Tres Venenos de la Mente: avaricia, ira y autoengaño.
Este compromiso inquebrantable es lo que hace que Jizo sea especialmente reverenciado como el bodhisattva de la compasión en los momentos de sufrimiento y transición.
Jizo en la Cultura Popular Japonesa
La figura de Jizo Bosatsu tiene una presencia notable en la cultura japonesa y es ampliamente reverenciada por personas de todas las edades. ¡Prácticamente está en todas las esquinas! En Japón, los altares y estatuas de Jizo se encuentran comúnmente en templos, cementerios y lugares públicos. También es un tema recurrente en la literatura, el arte y la cultura popular.
Los festivales y eventos dedicados a Jizo, como el festival Obon, son ocasiones especiales para honrar a este bodhisattva y mostrar gratitud por su compasión. Durante el festival Obon, se encienden faroles y velas en honor a las almas de los difuntos, y las estatuas de Jizo se visten con atuendos rojos y gorros de lana para mantenerse calientes mientras ayudan a los difuntos en su viaje.
Jizo y la compasión
La devoción a Jizo Bosatsu va más allá de las representaciones físicas. Jizo personifica la compasión activa y la ayuda a los que sufren. En el Budismo Zen, la compasión es una cualidad fundamental que se cultiva a través de la práctica de Shikantaza. Jizo nos recuerda la importancia de extender esta compasión hacia los demás, especialmente aquellos que enfrentan dificultades y desafíos.
Jizo en la práctica budista cotidiana
Jizo Bosatsu desempeña un papel significativo en la práctica Zen. Los creyentes a menudo recurrimos a él para buscar protección, sanación y orientación espiritual. Las ofrendas de flores, juguetes, incienso y alimentos se presentan ante las estatuas de Jizo como expresiones de gratitud y devoción.
Lo incluimos en nuestros altares para recordar la dulzura del Dharma, el júbilo que llega a nuestros corazones cuando servimos a los seres y que nuestra felicidad está en función de nuestros actos de compasión hacia los demás. Nos da esperanza que podemos salir del infierno.
Al mismo tiempo, nos anima a cuidar y proteger a los niños.
Aunque el Zen no requiere mantras para la práctica diaria, cantamos a Jizo para crear paz y enfoque en nuestra experiencia. Su mantra es Om ka ka kabi sanmae sowaka, y lo recitamos 108 veces.