Gomaya Sutta: comprende la naturaleza transitoria del Ser
Publicado: Mar Jun 11, 2024 4:08 pm
Dukkha o insatisfactoriedad, es un tema central de las enseñanzas del Buda que no paramos de estudiar. La vida incluye las cosas que no nos hacen felices, pero en lugar de entenderlo y aceptarlo, luchamos en contra de esta Primera Noble Verdad. El resultado es que vivimos sin conocer la auténtica felicidad que llega cuando comprendemos la naturaleza transitoria del Ser y de las cosas.
¿Te has dado cuenta cómo nos aburrimos muy fácil de las cosas y las personas? ¿Has notado como muchas personas (o tú) se la pasan quejándose de todo y de todos? ¿Nunca has notado que la vida parece una carrera para conseguir mini-euforias de tiempo completo?
¡Qué cansado es vivir así!
Nos aferramos a tantas ilusiones y fantasías, que ya no sabemos qué es lo que en verdad nos lleva a la liberación del sufrimiento. Pero el Buda nos dice que no podemos aferrarnos siquiera a la personalidad que nos hemos construido, porque es inefable y dinámica.
El Gomaya Sutta (Sutra del estiércol de vaca) es un discurso esencial en el canon budista, que nos brinda una profunda comprensión de la naturaleza transitoria del Ser. Hoy quiero compartir contigo el significado de este sutra, su importancia, y cómo su estudio puede transformar nuestra percepción de la existencia y guiarnos hacia la liberación del sufrimiento.
Introducción al Gomaya Sutta
El Gomaya Sutta es un sermón del Buda que se centra en la impermanencia y la falta de una esencia duradera en los fenómenos que componen la existencia. Eso incluye nuestra ilusión del Ser. O sea que lo que crees que eres es una narración a la que te aferras, ignorando que todas las narraciones son flotantes, cambian a lo largo del tiempo y que son el resultado de nuestros motivos egocéntricos.
En este sutra, el Buda responde a un monje que le pregunta si hay algo en el mundo que sea constante, permanente, eterno y no sujeto a cambio. La respuesta del Buda es clara y directa: «No, monje, no hay forma, sentimiento, percepción, fabricaciones ni conciencia que sea constante, permanente, eterna, no sujeta a cambio, que permanezca así para la eternidad».
La razón por la que es importante
Este sutra es fundamental porque aborda uno de los principios centrales del budismo: la impermanencia (Anicca) del Yo, así como de todas las cosas y fenómenos.
Absolutamente todo en el multiverso es impermanente. Las cosas, el dinero, el control, tus ideas más valiosas, lo que amas y lo que no. Y, por desgracia, eso incluye tu mente y tu sentimiento de Yo. Entonces, comprender la naturaleza transitoria del Ser es crucial para liberar la mente de los apegos y el sentimiento de que nada te satisface.
El Buda explica que no hay nada en la existencia que permanezca sin cambio, y esta comprensión es la base para el desapego y la práctica del camino hacia la liberación.
Y no, no se trata de tomar una postura derrotista asumiendo que todo muere y se destruye. La enseñanza de Shakyamuni es: todo es dinámico y se transforma a lo largo del tiempo, por lo que es inútil tratar de retener a las personas, experiencias, fenómenos u objetos.
El Yo como una construcción cambiante
El Buda utiliza una metáfora poderosa en el Gomaya Sutta. Levantando un poco de estiércol de vaca, dice: «No hay ni siquiera esta cantidad de un estado del ser que sea constante, permanente, eterno, no sujeto a cambio, que permanezca así para la eternidad». Este ejemplo ilustra que incluso la noción de un «yo» o «ser» es una construcción que cambia con el tiempo. La naturaleza transitoria del Ser implica que nuestras identidades, emociones y pensamientos son impermanentes y están en constante flujo.
A lo largo de nuestras vidas, nos aferramos a la idea de un «yo» fijo y permanente. Sin embargo, nuestras experiencias, deseos y pensamientos cambian continuamente. Esta realización es fundamental para la práctica budista, ya que nos ayuda a soltar la ilusión de un yo permanente y nos permite vivir de manera más libre y consciente.
A esta enseñanza también se le llama Ilusión de Continuidad, porque el ego asume que sí mismo es permanente, aún después de la muerte.
No hay nada a lo que te puedas aferrar
El Buda enseña en el Gomaya Sutta que no hay nada en este mundo a lo que podamos aferrarnos con seguridad. Todo cambia con el tiempo. «Todo lo que es compuesto está sujeto a desintegración», dice el Buda. La naturaleza transitoria del Ser nos muestra que las formas, los sentimientos, las percepciones, las fabricaciones y la conciencia están en un estado constante de cambio. Aferrarse a cualquiera de estos aspectos solo conduce al sufrimiento.
Esta enseñanza nos lleva a considerar nuestras propias vidas. ¿A qué nos aferramos? ¿Qué expectativas tenemos sobre nosotros mismos y sobre los demás? Al comprender la impermanencia de todas las cosas, podemos empezar a soltar nuestras expectativas y a vivir de manera más plena y en paz con el flujo natural de la vida.
La importancia de Shikantaza
Shikantaza es una práctica clave para entender el Gomaya Sutta, la inexistencia del Yo (Anatta) y la impermanencia de las cosas (Anicca). En Shikantaza, simplemente nos sentamos y observamos, sin intentar controlar o cambiar nada. Esto nos permite experimentar directamente la naturaleza transitoria del Ser, de nuestros pensamientos y apegos.
Al practicar Shikantaza, notamos cómo los pensamientos, las sensaciones y las emociones surgen y pasan. Observamos el flujo constante de la mente y nos damos cuenta de que no necesitamos aferrarnos a nada. Aunque intentemos aferrarnos, ¡es imposible de verdad! Esta experiencia directa de la impermanencia nos ayuda a internalizar las enseñanzas del Gomaya Sutta y a vivir de acuerdo con ellas.
Liberación del sufrimiento a través del budismo Zen
El Gomaya Sutta nos da esperanza al mostrarnos que es posible liberarnos del sufrimiento practicando el budismo Zen. Al comprender la naturaleza transitoria del Ser, podemos dejar de aferrarnos a las ilusiones y vivir de manera más libre y consciente. El Buda nos enseña que, aunque todo es impermanente, esta misma impermanencia es la puerta hacia la liberación.
Al aceptar que no hay nada permanente a lo que aferrarnos, podemos soltar nuestros miedos y ansiedades. La práctica del desapego y la aceptación de la impermanencia nos conducen a una vida más plena y en paz. La meditación y la práctica del budismo Zen nos proporcionan las herramientas necesarias para cultivar esta comprensión y aplicarla en nuestra vida diaria.
El sutra cierra con estos párrafos:
De esas 84.000 mujeres, sólo había una que me atendía en un momento dado: una guerrera noble o una guerrera mitad brahmán, mitad guerrera noble. De esos 84.000 kotis de prendas de vestir, solo había una que usaba en un momento dado: una hecha de lino fino, una hecha de seda fina, una hecha de lana fina o una hecha de algodón fino. De esos 84.000 platos, sólo había uno del que comía en un momento dado una medida de arroz y una cantidad adecuada de curry.
Pero ahora, monje, todas esas invenciones han pasado. Dejado. Cambiado. Así de inconstantes son las fabricaciones, monje. Así de impermanentes son las invenciones, monje. Así de poco fiables son todas las invenciones, monje: lo suficiente como para desencantarse con todas las fabricaciones, lo suficiente como para volverse desapasionado, lo suficiente como para ser liberado.