Esquema de la Práctica, por Bodhidharma

Traducido al español por Rev. Yin Zhi Shakya, de la versión de Red Pine. Adaptada para Grupo Zen Ryokan por Rev. Hondou Kyonin

Hay muchas vías que nos llevan al Camino, pero básicamente se pueden resumir en dos: la razón y la práctica. Entrar por la razón significa comprender profundamente la esencia a través de la instrucción, y creer que todas las cosas vivientes comparten la misma naturaleza verdadera; la cual no es aparente porque está cubierta por la estimulos sensoriales y la ilusión o la mentira. Aquellos que retornan de la ilusión a la realidad, que meditan contemplando una pared, en la ausencia del yo y el otro, en la unidad del mortal y del sabio, y quienes permanecen inmóviles incluso por las escrituras, están de acuerdo total e indiscutiblemente con la razón. Sin moverse, sin esfuerzo, ellos entran, diríamos, a través de la razón.

Entrar a través de la práctica se refiere a las cuatro prácticas todas inclusivas o que se contienen unas a las otras: sufrir la injusticia; adaptarse a las condiciones; buscar nada; y practicar el Dharma.

La primera: sufrir la injusticia. Cuando aquellos que buscan por el Camino encuentran la adversidad, deberán pensar para ellos mismos, “En tiempos incontables que han pasado, me he dirigido de lo esencial a lo trivial y vagué a través de todas las formas de existencia, frecuentemente colérico sin causa y culpable de innumerables transgresiones. Ahora, aunque no hago mal, estoy castigado por mi pasado. Ni los dioses ni los hombres pueden prever cuando una acción mala tendrá fruto. Lo acepto con un corazón abierto y sin protestar de la injusticia”. Los sutras dicen, “Cuando te encuentras con la adversidad no te enojes, porque tiene sentido.” Con tal entendimiento estás en armonía con la razón. Y a través de sufrir la injusticia entras en el Camino.

La segunda: adaptarse a las condiciones. Siendo mortales, estamos regidos por las condiciones, no por nosotros mismos. Todo el sufrimiento y la felicidad que experimentamos dependen de las condiciones. Si nosotros debemos ser bendecidos con alguna gran recompensa, tales como fama o fortuna, es el fruto de una semilla plantada por nosotros en el pasado. Cuando las condiciones cambian, eso finaliza. ¿Por qué entonces deleitarnos en su existencia? Pero mientras el éxito y el fracaso dependen de las condiciones, la mente ni aumenta ni disminuye. Aquellos que permanecen inmutables al viento de la felicidad, silenciosamente siguen el Camino.

La tercera: buscar nada. Las personas de este mundo están engañadas. Ellas siempre están ansiando algo – siempre, en una palabra, buscando. Pero el sabio está despierto. Ellos escogen la razón sobre lo inventado. Ellos fijan sus mentes en lo sublime y dejan que sus cuerpos cambien con las estaciones. Todos los fenómenos están vacíos. Ellos no contienen nada que valga la pena desear. La Calamidad por siempre alterna con la Prosperidad

Habitar en estos tres dominios es habitar en una casa en llamas. Tener un cuerpo es sufrir. ¿Cualquiera con un cuerpo conoce la paz? Aquellos que entienden esto se desapegan, por sí mismos, de todo lo que existe y paran de imaginarse o buscar cualquier cosa. Los sutras dicen, “Buscar es sufrir”. “Buscar nada es la gloria, la bienaventuranza, la dicha y la felicidad.” Cuando buscas nada, estás en el Camino.

La cuarta: practicar el Dharma. El Dharma es la verdad de que todas las naturalezas son puras. A través de esta verdad, todas las apariencias son vacías. La corrupción y el apego, el sujeto y el objeto, no existen. Los sutras dicen, “El Dharma incluye no-ser, porque es libre de la impureza de ser, y el Dharma incluye no-yo, porque es libre de la impureza del yo.” Aquellos suficientemente sabios para creer y entender esta verdad, están sujetos a practicar el Dharma de acuerdo a ella. Y dado que lo verdadero incluye ‘nada que valga la pena ser admirado’, ellos dan su cuerpo, su vida y su propiedad en caridad, sin ningún remordimiento, sin la vanidad del dador, o el regalo, o el recipiente, y sin predisposición o apego. Y para eliminar la impureza, ellos les enseñan a los otros, pero sin apegarse a la forma. Por lo tanto, a través de su propia práctica, ellos son capaces de ayudar a otros y glorificar el Camino de la Iluminación. Y en cuanto a la caridad, ellos también practican las otras virtudes. Y mientras practican las seis virtudes para eliminar el engaño, ellos no practican nada en absoluto. Esto es lo que significa practicar el Dharma.

 

(Las Seis Virtudes. Las paramitas o el significado de ‘hacia la otra orilla’: la caridad, la moralidad, la paciencia, la devoción, la meditación, y la sabiduría. Todas las seis, deben ser practicadas con desapego de los conceptos del actor, acción, y beneficiario.)